lunes, 18 de febrero de 2013

La viuda

Entró con su célebre traje negro al salón. Las miradas de todos, que alguna vez se posaron en su belleza, hoy lo hacen en su tristeza y en cómo la partida de su amado, le sumó años a su joven rostro.
La viuda está cansada de vivir, se le nota en los ojos y en su hablar tan pausado, en su falta de proyectos, en su dejadez.
La viuda vive en un pasado lleno de fotos y de recuerdos de momentos felices con él, que la torturan y que la levantan cada día con un nuevo recuerdo de algún aroma, el sabor a alguna comida compartida o las palabras de una charla.
La viuda está ahí, oscura y fría.

Tantos años a su lado, olvidó lo que era amarse.. pues él la amaba por los dos. Olvidó lo que era salir a la calle y valerse por si sola, le construyó un castillo de cristal, que con su muerte se derrumbó. Olvidó lo que era ella, como mujer, como hija, como madre y sólo se dedicó al rol de esposa, tan fugaz como los demás. Olvidó amarse, pues él lo hacía por los dos.

Visita la tumba cada mes, como si él se fuera a mover de ahí, y le lleva flores, claveles o rosas rojas y blancas, símbolo de su pasión y ternura.

"Pobre viuda" ella siente que exclaman a su paso, "tuvo mala suerte", ganándose a su paso la lástima de unos y la crítica de otros.

Esa noche se conmemoraban los 50 años de su difunto esposo y en el salón, un mozo, le entregaó una carta:

"Quítate lo negro, y sal adelante. Da el primer paso, que es el mas díficil, pero es solo el primero, el resto de la caminata será mas liviana.
Deja los recuerdos y las fotos atrás, hay una vida que te espera ansiosa adelante, en cada esquina, en cada mirada, en cada risa.
Y vive por favor.. vive.. que la vida sin amor no es nada, que la vida llena de pasado y sin nada de presente, hace que el futuro se vea difuso o asuste.
Por último, honra tu femeneidad y quiérete, pues nadie lo hará por ti.. Yo te amo y lo haré siempre.. pero por favor ámate tu también. Cuando descubras lo maravillosa que eres, la soledad será cosa del pasado"

Emocionada, y al borde de las lágrimas, contuvo todo su sentir y dejó que terminara la reunión y en la intimidad de su cuarto lloró.

Por que él la seguía amando, por que la seguía cuidando, por que hay cosas que no se olvidan, pero a veces es necesario dejarlas para seguir caminando.

Al otro día, cumplió con su ritual y le llevó las flores rojas y blancas a la tumba de su amado.

"Amor mío, hoy te dejo estas flores, las de siempre.. y mi alianza, símbolo de nuestro amor en la tierra, pues no hay nada que nos ate en el cielo, mas que nuestros corazones. La alianza que me diste el día de nuestra boda, fue el regalo mas hermoso del mundo, pues me hacía saber tuya y tú, mío. Pero si algo he aprendido en este tiempo, es que nunca nos pertenecimos; tan solo nos disfrutamos.
 Hoy es el último día, tal vez, que venga aquí a rendirte honores. Prefiero las flores, dejarlas en la casa, NUESTRA casa y que alegren mi día ahí. Te amo y siempre lo haré, pero es momento de seguir"

Se marchó del cementerio, con su anular sintiendo la ausencia de ese anillo, como alguna vez lo sintió con ese amor..

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